martes, 6 de mayo de 2008

Sobre el cine de Raúl Perrone


ESTETICA DE LO POSIBLE


POR: Mariano Pacheco

Busco que la gente crea lo que está viendo… No soy flexible si algo no es creible
(Raúl Perrone).
Durante la segunda quincena de mayo, Raúl Perrone llegará a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Con la proyección de algunos de sus films y conversando con los asistentes el día del cierre de este primer Ciclo de Cine de Ficción, organizado por la Secretaría de Arte y Política (integrada por estudiantes independientes y las agrupaciones Plan B; Colectivo de Izquierda y La Nausea).

Antes que por su nombre, Raul Perrone prefiere que lo llamen “Perro”. Así, como quien dice “Fulano: un tipo macanudo”. Es que para el Perro, su condición de cineasta parece no situarlo en el ilusorio lugar en el que, algunos de sus colegas, suelen ubicarse ya casi como por costumbre. “Un hombre entre los hombres” son las palabras con las que Jean Paul Sartre definió su lugar como escritor. La misma frase podría caberle a Perrone como director y guionista cinematográfico.

Estética de lo posible, así podríamos denominar a la forma que en el Perro entiende al cine. Porque si bien es cierto que muchas veces estamos condicionados por las carencias estructurales, también lo es que nos cuesta salirnos de ese lugar. Para decirlo con sus propias palabras: “El boicot sigue estando en nosotros mismos”. Desde que realizó su primer corto (Bang-Bang), allá por 1990, el Perro mantuvo para con el cine la misma actitud que Roberto Artl tuvo con la literatura (“Por prepotencia de trabajo”) y F.Nietzsche con el pensamiento (“Filosofar con el martillo”).

“Cagarse en el formato”, nos dice: “Si lo que tenés para decir no se sostiene en VHS, tampoco se va a sostener en beta, super 8, en 16 ni en 35 mm”. Tal vez en estas palabras, pronunciadas hace ya diez años, resida el gérmen de su último film: La navidad de Ofelia y Galván, estrenada durante el mes de marzo de 2008 en el Centro Cultural Rojas, en simultáneo con una muestra fotográfica y un Seminario de dos días: Hacer cine con una cámara de fotos. La navidad, que fue filmada con una cámara de fotos digital Sony, convierte a sus suegros de más de ochenta años en personajes cinematográficos. Todo comenzó con algunos encuadres arriba de la mesa, a modo de prueba, con copas oficiando de trípode. Como en La Mecha y Late Corazón, Nicéforo Galván es el protagonista de esta historia situada, como casi todas sus películas, en Ituzaingó.

Luz natural y una producción tan artesanal como la misma imagen. Actores que no son actores (¿o sí?), actuando sobre la cotidianeidad. Austeridad que no implica descuido. Espontaneidad para que fluyan las escenas y, cuando se cree necesario, intervención para que ciertas situaciones ocurran. El Perro, que puede parecer totalmente a-sistemático, sin embargo, no deja que ningún detalle se pierda por descuido. Al hablar, pareciera transmitirnos las experiencias que, sábado tras sábado –desde hace ya varios años- viene gestando desde el taller de cine que lleva adelante en Ituzaingó.

De Ituzaingó, del Gran Buenos Aires, son los jóvenes que nos muestra Perrone en sus films. Pibes sentados en los cordones de las veredas, que conversan, que putean. Situaciones cotidianas ausentes en el cine argentino hasta entonces. Jóvenes que, desde la periferia, sobreviven y resisten, a su manera, la marginalidad a la que fueron expuestos por el modelo neoliberal. Postales de un recorrido por la Argentina del malestar. Testimonio del rock, del barrio, la esquina, los amores y las desventuras; la amistad; las pizzerías y salones de pool; las calles desoladas y las casas bajas, construidas en épocas pretéritas, cuando laburar y levantar un hogar era todavía una posibilidad.

Entre sus películas –que ahora se han editado en DVD- se encuentran La Trilogía, compuesta por Labios de churrasco (1994); Graciaadió (1997) y Cinco p´ al peso (1998); Ocho años después (con Violeta Naon y Gustavo Prone, los mismos actores que Cinco p´ al peso, reunidos para filmar, sin previo encuentro, “en vivo y en directo”). Otros de sus films son Canadá; Nosotros dos; Tarde de Verano; La felicidad –un día de campo-; Chamuyando; Blus; Ángeles, entre otras.

Como vemos Perrone es una máquina de producir. No para. Vale como ejemplo lo que hizo en el Seminario del Rojas: mientras anunciaba para horas más tarde el estreno de su último film, ya proyectaba extractos del próximo (180 grados), que aun no ha terminado de filmar. Tal vez porque se ha tomado muy en serio uno de los lemas de su DECÁLOGO: “El rodaje durará como máximo, 8 días”. O porque más que con guiones, trabaja con anotaciones (el Perro es una especie de cronista de lo que ve por ahí. Lo retiene en su mente, o lo anota en un papel, y luego de procesarlo arísticamente, todo eso va a parar a sus pelis).

Esteban Rodriguez, que denominó esta forma de arte “Estética cruda”, plantea que “lo crudo es lo que no está cocido, pero que no necesita esperar a su versión definitiva para constituirse en una obra acabada”. Insistiendo en esta idea, podríamos decir que lo crudo es un boceto inacabable. Como el cine de Perrone, en donde se mezclan lo nuevo y lo viejo, la bic y el cuaderno con Internet; el riesgo y la improvisación con lo artesanal y lo austero.

En este sentido, valga como ejemplo su sitio web. Allí podemos ver a un chico, subido a un andamio, pintando con una brocha sobre un muro la palabra decálogo. Y la fotografía de un pedazo de página arrancada de un cuaderno. Escrito a mano, con birome (¡tachaduras incluidas, por supuesto!), El manifiesto. Esa es la forma que El Perro encontró para convidarnos “algunos puntos” que suele tener en cunta a la hora de filmar.

Estética de lo posible que, desde hace ya diez años, se viene sosteniendo sobre los mismos presupuestos. “Trabajar con actores y actrices creibles” (el susbrayado es del original), “con músicos de rock y siempre con cuatro o cinco vecinos”. En cuanto a lo creible, es interesante subrayar una anécdota: luego de que La mecha (protagonizada por Galván) llegara al Festival de Friburgo, recibe una carta de felicitaciones para el actor. Esto se debe, seguramente, al movimiento de ficcionalización de lo real que suele realizar Perrone, haciendo que sus films no sean documentales, ya que las escenas propuestas no son tal cual como suceden en la cotidineidad, sino que están expuestas a un proceso estético. En cuanto a los músicos, presentes en sus films, podemos mencionar a Iván Noble (Los caballeros de la quema); Adrian Dargelos (cantante de Babasónicos); Stuka y Piltrafa (guitarrista y cantante de Los violadores); Andres Calamaro; Charly García.

Si bien su recorrido puede parecernos apabullante, las palabras de Perrone no nos trasmiten quietud o desgano, sino que contagian entusismo. No importa tanto contar con los medios “adecuados”, sino tener ideas y ganas de hacer cosas. Como señala en el último punto de su decálogo: “Pase, lo que pase, terminar la película”.


CICLO de CINE

Jueves 15 de mayo: Cinco p´al peso (1998).
Jueves 22 de mayo: 8 años después (2006).
Jueves 29 de mayo: Charla (entrevista abierta) con Raúl Perrone,

Siempre a las 21 hs, GRATIS, en el aula 230 (2° piso de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA-Puan 480- a pocas cuadras de Av. Rivadavia al 6000).

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